domingo, 25 de agosto de 2013

Crema fría de frutos de mar


Seguimos con nuestra cocina de agosto y sus congelados. Hoy prepararemos una crema fría de frutos de mar con unos pescados y unos mariscos congelados. Guisamos para cuatro raciones.






Disponemos un trozo de salmón y dos trozos de conglomerado de merluza, todo congelado...






... que troceamos.






Disponemos cuatro gambas y ocho mejillones, también congelados, que lavamos con un buen chorro de agua fría.






Disponemos un trocito de puerro, media cebolla y un diente de ajo.






Troceamos las verduras y las echamos en una cazuela con los trozos de pescado y las gambas enteras.






Dejamos los mejillones boca abajo hasta que se descongelen, y disponemos boca arriba para cuando los vayamos a usar.






Cuando empieza a hervir el pescado con las gambas y las verduritas, añadimos los mejillones sin cáscara...






... damos un hervor y desespumamos apra limpiar el guiso. Dejamos cocer unos minutos y...






... añadimos una cucharada de arroz por ración ...






... y una cucharada de salsa de tomate por ración.






Cuando ha hervido su buen cuarto de hora, añadimos un buen chorro de nata líquida, y dejamos cocer un par de minutos más, dando vueltas continuamente.






Separamos la cazuela del fuego y pasamos la batidora suficientemente para triturarlo y mezclarlo todo.






Dejamos enfriar al aire (que nos costará su bien rato porque el guiso conserva mucho el calor) y, cuando esté a temperatura ambiente, lo metemos en la nevera unas horas -mínimo dos- para que enfríe bien.






Ya bien frío, sacamos de la nevera y movemos con las varillas para coger el punto justo. Si queda demasiado espeso, se puede aclarar con un chorro de leche entera.

Servimos con algún adorno. Nosotros hemos puesto una cucharadita de salsa de tomate en el centro del plato, y unos bastoncitos de panadero alrededor.






Que sea de gusto.



Gambas a la plancha


Seguimos con la cocina de agosto, con nuestra pescadería cerrada por sus merecidas vacaciones y con la voluntad firme de seguir comiendo frutos de mar a satisfacción de los sentidos y la digestión. Hoy prepararemos unas gambas que hemos comprado congeladas en un proveedor de confianza, y las presentaremos a la plancha porque, en sede de gambas, cuánto menos, más.







Ponemos las gambas en una escurridera y las pasamos bajo un buen chorro de agua fría, y las dejamos descansar, mientras ponemos la plancha a fuego vivo para que tome mucho calor.






Con la plancha bien caliente, echamos las gambas sin más aditamento.






Cuando han perdido el exceso de humedad del congelado (lo que se sabe por lo que burbujea al principio) añadimos sal con generosidad sobre las gambas por el lado expuesto, y dejamos que se hagan lo justo, unos tres minutos, no más, desde luego.






Damos la vuelta y volvemos a salar con generosidad por el lado ahora expuesto por otros dos o tres minutos. Echamos unas gotas -gotas, insistimos- de aceite y dejamos medio minuto más.






Emplatamos.






Que sea de gusto.

Nota al pie: Técnica para chupar las cabezas de gamba sin mancharse los dedos: Se corta la gamba con tenedor y cuchillo justo por debajo del cefalotórax (el conjunto de cavidad encefálica y torácica que en las gambas es una sola) Se pincha con el tenedor por la parte proximal al pico, y por debajo, y se atrae el muñón del cogote a la boca que, debidamente sellada, puede sorber los jugos de la cabeza con una simple succión. Ya que estamos, mejor es no perdérselo.




sábado, 24 de agosto de 2013

Una ensalada de toda la vida


Estamos acostumbrados a ver muchas verduras en las ensaladas: canónigos, rúcula, lechuga de roble... además de las más variadas viandas y hierbas aromáticas. Hoy vamos a preparar una ensalada de siempre, sin más pretensiones ni menos de las que debe tener.





Disponemos una lechuga romana, de oreja de burro de toda la vida, una cebolleta, unos tomates y unas aceitunas. Hemos optado por una arbequinas muy ricas.






Cortamos la cebolleta en plumas y ponemos en un lebrillo con un buen chorro de vinagre para atemperar el picor.





Ponemos en un barreñón con agua fría y un buen chorro de vinagre unas hojas de lechuga. Así conseguiremos que se desprendan los habitantes que pudiere tener y sus huevas. No hay que olvidar que en los huertos no sólo se crían las verduras sino, también, insectos reservorios de enfermedades, y es mejor precaver. Por eso nuestros ancestros usaban el vinagre (ácido acético) en las ensaladas, como bebían vino o cerveza, bebidas con baja concentración alcohólica pero suficiente para controlar los agentes causales de muchas infecciones gastroentéricas.






Aún reposadas en agua con vinagre, y para una mayor higiene, pasamos la lechuga, hoja a hoja, por el grifo del agua fría, y ponemos a escurrir.






Partimos la lechuga en trozos adecuados para comerla, y la mezclamos con la cebolleta que teníamos en un lebrillo con un chorro de vinagre. Echamos sal y mezclamos bien.






Emplatamos la mezcla de lechuga y cebolleta, y añadimos el tomate cortado en trozos adecuados para comer, echamos un poquito de sal sobre el tomate y añadimos un chorro prudente de aceite de oliva. Decoramos con unas arbequinas y servimos con las vinajeras y el salero por si los comensales quieren corregir al alza el aceite, el vinagre o la sal conque se han servido.





Que sea de gusto. 

Macarrones a la Boloñesa


Hoy vamos a hacer unos macarrones a la boloñesa, es decir: con carne picada, cebollita y tomate.






Exponemos todos los ingredientes que vamos a necesitar para el plato: carne picada, cebolla, sal, tomate triturado, aceite y lo más importante: macarrones.







Ponemos una olla a hervir con agua abundante, sal y unas gotitas de aceite.






Mientras hierve el agua, ponemos a mano la carne picada (que eso va a gustos: esta es de ternera pero puede ser ternera y puerco en proporciones al gusto)...






... y la cebolla que troceamos de forma menuda.






Mientras hierve el agua para los macarrones, ponemos otra cazuela con un chorro generosos de aceite y la cebolla picadita...






... una vez dorada la cebolla (media cebolla, aproximadamente)...






... incorporamos la carne picada para que se haga bien junto con la cebolla. Debe hacerse bien, porque sino luego huele mucho a carne, seguramente, demasiado, para el gusto de la mayoría.






Tenemos bien cocidos los macarrones, según los minutos que nos indica el fabricante en la etiqueta (porque eso varía de una marca a otra)...






... y bien hecha la carne picada con la cebolla...






... entonces, añadimos el tomate triturado a la carne...






... y sacamos los macarrones a una escurridera, y los lavamos al chorro de agua fría para que no se peguen, y para interrumpir la cocción y que no se ablanden más del punto debido, que es el que queremos.






Dejamos reducir el tomate para que se nos haga muy bien...






... y cuando lo tenemos reducido y de buen color, añadimos los macarrones y damos vueltas unos minutos para que se mezclen bien todos los sabores.






Emplatamos y añadimos queso rallado dependiendo del gusto de cada comensal.






Que aproveche...!


domingo, 18 de agosto de 2013

Ensaladilla rusa

Seguimos con nuestra cocina de agosto y nuestros proveedores de vacaciones... 

Hoy prepararemos una ensaladilla rusa.





Disponemos ensaladilla congelada y corregimos la composición a nuestro gusto. Por ejemplo, y es el caso, añadimos unos guisantes porque la original andaba corta. De vainas, zanahoria y patata andaba bien.






Hervimos en agua abundante con su pulgarada de sal hasta que las verduras están hechas. La orientación es de 15 a 20 minutos, pero no hay nada como sacar un cacho con la cuchara y probar el punto.






Una vez hervidas, las escurrimos de su agua caliente y las enfriamos al chorro de agua fría, y dejamos escurrir nuevamente para que pierdan el agua.






Cocemos un huevo.






En un lebrillo, ponemos el huevo cortado y una lata de atún en aceite de oliva.






Picamos bien menudo con ayuda de un tenedor.






Añadimos las verduritas...






... y la mayonesa, y damos vueltas con cuidado para que todo trabe y las verduritas y las patatas no se dehagan.






Emplatamos con ayuda de un molde cuadrado...






... para obtener esta presentación...






... o redondo...






... para obtener esta otra.






Como la mayonesa lubrica, el manejo de los moldes no tiene ninguna complicación: se sacan, simplemente, tirando hacia arriba. 

Que sea de gusto.