Cuando estamos juntos, cocinamos juntos. Cuando no, compartimos nuestra cocina en el blog. Nuestra cocina es sencilla porque no tenemos pinches; económica, porque no tenemos dinero; de calidad, porque tenemos paladar y segura, porque sólo tenemos una vida para contarlo. Los autores firman cada receta y, al firmarla, juran y adveran haberla cocinado como lo han escrito, haberla comido con satisfacción y responden de que les ha sentado bien. Son los únicos requistos para publicarla.
domingo, 7 de abril de 2013
Leche frita
Dulce de siempre, desde siempre, lleno de historia íntima, de las pequeñas historias de los abuelos de cada uno, la leche frita es un postre -o repostería- exquisito.
Hay doctrinos que lo hace con harina de maíz o con harina de trigo o con las dos; con huevos batidos o sin ellos, algún cachondo pone proporciones distintas en recetarios distintos del mismo autor... Un lío.
Nosotros, más llevados por la idea de resolver que por la de marear, vamos a hacer una leche frita con truco para hacerlas aún más sencillas y sabrosas.
La idea general es la de seis cucharadas de harina de maíz y seis cucharadas de azúcar para medio litro de leche. Nuestra pequeña trampa será echar tres cucharadas de harina de maíz, tres cucharadas de polvitos de hacer flan (que es la misma harina de maíz, más aromas y potenciadores de sabor, que bien nos vienen), las seis cucharadas de azúcar y la leche aromatizada:
Disponemos en un lebrillo tres cucharadas soperas de harina de maíz...
y añadimos tres cucharadas soperas de polvos de hacer flan y las seis de azúcar...
Separamos un vaso de medio litro de leche entera, fría. Disolvemos con el vaso de leche la harina de maíz, los polvos del flan y el azúcar.
Disponemos una rama de canela y otra, de vainilla.
Cortamos la vainilla por el medio, a la larga, y retiramos las semillas de su interior. Cortamos un trozo amplio de cáscara de limón, que ponemos en la tabla con la parte exterior abajo y, con la puntilla, quitamos todo lo blanco para que no nos amargue; y lo echamos todo a la cazuela con la ramita de canela.
Tras un hervor, retiramos la canela y el limón, y añadimos el desleído de harina de maíz en leche fría.
damos unas vueltas sin interrupción y, más o menos en un minuto, la mezcla empieza a espesar. Retiramos del fuego y vertemos sobre un molde de silicona, que aguanta la temperatura a la que estamos trabajando y nos permite mayor facilidad para desmoldar, extendiéndolo para que acabe teniendo un espesor más o menos uniforme de un dedo.
cuando ha perdido la temperatura, cortamos con un cuchillo bien afilado en porciones adecuadas para nuestro interés. nosotros hemos decidido cortarlo en doce porciones, cuatro en abcisas y tres en ordenadas, y enharinamos.
Disponemos un huevo para rebozar...
que batimos con una pizca mínima -un adarme- de sal, y rebozamos los trozos de masa cuajada...
que sumergimos en aceite de oliva muy caliente para que frían y se doren...
hasta el punto arena que veremos por el color, y apreciaremos por el olfato dando aviso de que está listo...
Retiramos del fuego y dejamos en un plato con papel de cocina, para que embeba el exceso de aceite. Sacamos a la fuente de presentación después de darle azúcar glass por ambos lados, y canela molida por la parte superior, haciendo listas u otra geometría por el estilo.
Que sea de gusto
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