Cuando estamos juntos, cocinamos juntos. Cuando no, compartimos nuestra cocina en el blog. Nuestra cocina es sencilla porque no tenemos pinches; económica, porque no tenemos dinero; de calidad, porque tenemos paladar y segura, porque sólo tenemos una vida para contarlo. Los autores firman cada receta y, al firmarla, juran y adveran haberla cocinado como lo han escrito, haberla comido con satisfacción y responden de que les ha sentado bien. Son los únicos requistos para publicarla.
domingo, 12 de enero de 2014
Habas con panceta y verduritas
Hoy guisamos unas habas acompañadas de panceta y verduritas, plato suave y consistente al mismo tiempo.
Disponemos unas habas tiernas, que nuestra gentil verdulera Tere nos sirve ya peladas y con una ramita de menta piperita para aromatizar el plato. La dosis es un puñadito de habas peladas por cada comensal.
Disponemos una alcachofa por comensal.
Disponemos un puñadito de guisantes por comensal, más un tomate y media cebolla por cada dos comensales (cuarto de cebolla y medio tomate por comensal).
Disponemos de una buena tajada de panceta, como de un dedo de espesor, por cada dos comensales.
llevamos la cazuela al fuego con un chorro de aceite como de dos cucharadas por comensal, y llevamos a fuego medio.
Con ayuda de un cuchillo bien afilado, quitamos la piel a la panceta y la cortamos en dados de tamaño adecuado para el guiso.
Cuando el aceite ha tomado temperatura, echamos la panceta cortada en dados, tomando la precaución de mover con la cuchara de palo continuamente para que no se pegue (y para despegarlo inmediatamente, cuando se pega).
Así sellada la panceta, la retiramos de la cazuela y la reservamos. Añadimos, entonces, la cebolla cortada en brunoisse.
Mientras se va haciendo la cebolla, pelamos las alcachofas hasta dejar los corazones limpios, que cortamos en octavos y añadimos a la cazuela.
Cuando está la cebolla transparente y la alcachofa, a medio hacer, añadimos el tomate previamente pelado.
Dejamos que se haga todo hasta que se deshaga el tomate. Entonces añadimos las habas, los guisantes y los dados de panceta sellados que teníamos reservados.
Cubrimos con agua hasta el límite y un dedo más, echamos una buena pulgarada de sal y ponemos a cocer a fuego vivo.
Más o menos, al cuarto de hora de cocción, el plato está en su punto. El certificado de final de obra lo da sacar un par de habas y probarlas.
Dejamos reposar un par de minutos y emplatamos.
Que sea de gusto.
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