sábado, 2 de febrero de 2013

Un pudding de gominolas


El pudding es un flan que "iluminamos" incorporando otros elementos para definir un postre más contundente que un flan, pero siempre suave y agradable.




Empezaremos por disponer el relleno. Vamos a incorporar galletas simples de desayuno (Galletas María de toda la vida), unas gominolas y un corazón de galleta de coco.




Haremos el flan con un sobre de los que venden en las tiendas de alimentación. Hacer el flan artesano nos supondría cascar huevos, separar las yemas de las claras, despreciar las claras (o aprovecharlas para algún otro menester que, ahora mismo, no se nos ocurre...) En fin: demasiado complicado cuando los flanes industriales son seguros, agradables y sabrosos.

En consecuencia, hacemos el flan con el preparado que compramos en la tienda. Seguimos las instrucciones del fabricante que nos dice que el preparado tiene una dosificación de un sobre por cada medio litro de leche. Como vamos a hacer más, tomamos un litro de leche. Hoy lo vamos a hacer con leche fresca que nos añade un punto de intensidad muy de agradecer.

Siguiendo las instrucciones del fabricante, ponemos a calentar un litro de leche menos una tacita que incorporamos a un bol para desleír los dos sobres del preparado.




Hervimos la leche con diez cucharadas de azúcar, siguiendo las instrucciones del fabricante, y vamos removiendo para evitar que rompa el hervor, nos pille desprevenidos y se salga la leche, con lo que pondríamos perdida la cocina y perderíamos todo el contenido graso de la leche.

Sin perder el ojo de la leche, y sin dejar de remover de vez en cuando, desleímos los dos sobres del preparado en una tacita de leche. Como el espesante del preparado es harina de maíz, se nos desleirá mejor cuanto más fría esté la leche:




Para desleír, batimos con tenedor (y con  alegría) el contenido de los dos sobres volcados en la leche fría.

Cuando la leche que tenemos al fuego empiece a hervir, bajaremos el fuego y añadiremos con cuidado el producto desleído en leche. Al estar frío, bajará la temperatura e interrumpirá el hervor. Nosotros, seguiremos dando vueltas con una pala de madera, suavemente y sin interrupción, hasta que vuelva a hervir, y mantendremos el hervor, siempre dando vueltas y evitando que se salga, según las instrucciones del fabricante que, en nuestro caso, es durante un minuto




Cuando ha transcurrido el minuto de hervor suave y sin dejar de remover, apagamos el fuego y seguimos removiendo hasta que desaparezca la última burbuja del hervor. Entonces añadimos los elementos del relleno del pudding:




Para ello, troceamos en cachos pequeños las galletas María, y troceamos las gominolas. Aquí hay que advertir que las gominolas son incómodas para trabajar. Mejor contar con gominolas pequeñas. Si no tenemos, como es el caso, trocearemos las gominolas con cuidado y con tijera de cocina (con cuchillo resultará imposible, por muy afilado que esté) y las rebozamos en azúcar para poder manipularlas.



Añadidas las galletas y las gominolas a la masa del flan, caramelizamos bien los moldes. Para caramelizar, hemos utilizado un caramelo líquido de supermercado, también muy seguro y agradable, y que nos va a ahorrar tener que echar diez cucharadas de azúcar en una sartén, con una cucharada de agua, ponerlo a hervir, caramelizar en caliente los moldes -que es mucho más complicado- poner perdida la sartén, y rellenarla de agua y llevar la a ebullición para poder fregarla con alguna comodidad. En resumen: caramelizamos con caramelo líquido del supermercado; y lo hacemos bien, cubriendo perfectamente el fondo y los laterales de los moldes con ayuda de una lengua, de una brocha o con el dedo bien limpio, cuidando que no queden burbujas, sino una película completa y uniforme, lo que nos permitirá después, desmoldar y presentar el pudding de la forma adecuada  y sin que se nos rompa.




Una vez caramelizados los moldes, añadimos la masa del pudding con cuidado y con una cacilla o escudilla, hasta tener cubiertos los tres cuartos del molde. Entonces, incorporamos en el centro una galleta de coco en cada molde y terminamos de cubrir con el resto de la masa del pudding.




Como hemos caramelizado bien, el caramelo de los lados se funde y rebosa un poco, señalando que aísla el pudding del molde, lo que es señal de buena técnica.

Cuando el pudding queda a temperatura ambiente, se mete en el frigorífico, en la zona menos fría, para que alcance una temperatura adecuada para el servicio. El flan y el pudding en cualquiera de sus formas y con cualquiera de sus contenidos deben servirse siempre fríos, pero nunca muy fríos.




Ya lo podemos comer. Las gominolas se habrán fundido casi del todo con el calor de la preparación, pero se encontrará algún trocito. La parte fundida, deja el sabor dominante. Cuando las gominolas son de distintas frutas, se van encontrando los distintos sabores. Si se prefiere, se pueden poner las gominolas de una sola fruta, y ese será el sabor dominante de toda la preparación. Pon la naturaleza de la pasta de coco, su sabor no se va a extender al pudding, sino a concentrar en la propia galleta que quedará, inundada de flan, suave, blanda, agradable y con su sabor potenciado.

Buen provecho.



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