Somos cuatro a comer. El verdulero nos ha recomendado una col estrecha, alargada, pero asegura que está muy tierna. De los cuatro comensales, tres quieren col, y cada uno la quiere de una manera. No es problema: la prepararemos cocida y aliñada con aceite y vinagre, a la navarra y en ajo arriero. Todo el itinerario inicial es común.
Disponemos la col, quitamos las hojas exteriores que, amén de ser las más recias, generalmente han sido visitadas por insectos. Limpias de las hojas exteriores, las troceamos de forma adecuada para poderla servir luego y que el comensal no precise usar el cuchillo
Para lavarla, la sumergimos en agua fría con un buen chorro de vinagre, cuyo ácido acético desprenderá los restos de huevas o de tierra que pudiere tener.
Pelamos y troceamos unas patatas. Como vamos a cocer, no a guisar, las troceamos en rodajas, con corte limpio y de una anchura de entre uno y dos centímetros.
Cocemos en abundante agua con una pulgarada generosa de sal poco más de un cuarto de hora: exactamente, hasta que las patatas se parten fácilmente apretando con la cuchara de madera.
Una vez cocido, retiramos del fuego y separamos la ración que no tiene más preparación, aliñamos con aceite fino de oliva y unas gotas de vinagre de vino, y servimos.
Para la preparación a la navarra, freímos un diente de ajo en una cucharada de aceite (si no cubre, añadimos más aceite que desecharemos luego):
Cuando el diente de ajo toma color arena, añadimos una escudilla del agua de hervir la col y la patata:
Damos un hervor, añadimos la ración correspondiente de patatas y col cocidas, retiramos del fuego y servimos con su caldo:
Por último, satisfacemos al aficionado al ajoarriero poniendo a freír un ajete:
Una vez pochado (cuando ha tomado ya algo de color), retiramos del fuego y añadimos una cucharadita de las de moka de pimentón dulce y media, de pimentón picante. Añadimos la ración de patata y col escurridas y damos unas vueltas (fuera del fuego). servimos:
Espero que os guste.
Cuando estamos juntos, cocinamos juntos. Cuando no, compartimos nuestra cocina en el blog. Nuestra cocina es sencilla porque no tenemos pinches; económica, porque no tenemos dinero; de calidad, porque tenemos paladar y segura, porque sólo tenemos una vida para contarlo. Los autores firman cada receta y, al firmarla, juran y adveran haberla cocinado como lo han escrito, haberla comido con satisfacción y responden de que les ha sentado bien. Son los únicos requistos para publicarla.
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