La tortilla española es un plato de elaboración sencilla, paciente, minuciosa, cuidadosa y de un resultado espectacular.
Pelamos las patatas y las cortamos en lascas muy delgadas, y echamos a la sartén con abundante aceite y bien caliente.
Mientras tanto, cortamos la cebolla en juliana generosa lo bastante como para que se note; que añadimos a la sartén para que se vaya haciendo conjuntamente con las patatas.
En la elaboración, vamos viendo cómo la patata se va dorando, y la cebolla empieza a transparentar.
En un bol o lebrillo, echamos los huevos en proporción a las patatas que hemos frito para que, al final, nos quede una textura adecuada. La proporción es que las patatas queden bien empapadas en el huevo...
y batimos...
Cuando la fritura de patata y cebolla está lista, echamos la sal, dejamos que se incorpore y la sacamos a un colador para que escurra bien el aceite.
Añadimos la patata y la cebolla al lebrillo del huevo batido y trabamos dando unas vueltas y dejamos que empape bien. Mientras empapa, limpiamos la sartén y echamos un chorrito mínimo de aceite fino, y lo movemos en la sartén de forma que impregne toda la superficie en la que se va a cocinar la tortilla:
Cuando está bien caliente, echamos a la sartén la mezcla de huevo batido con las patatas y cebolla fritas.
Empezará a cuajar enseguida. Para que su forma sea la adecuada, vamos repasando los bordes con una cuchara de palo y moviendo en vaivén con el mango de la sartén, y sin que se desplace mucho. Así conseguiremos que no se pegue.
Damos la vuelta a la tortilla: Para ello, utilizamos un plato o una tapadera de cazuela un poco más grande que la sartén. Tapamos, y con movimiento grácil y seguro, apretando para que ne nos desplace, giramos el conjunto de tapadera y sartén 180 grados...
Liberamos la tortilla sobre la tapadera, y la reintegramos a la sartén, ya en el fuego, cuidadosamente, y para que caiga por gravedad lenta, volcando con inclinación muy ligera.
De nuevo en la sartén, volvemos a perfilar con la cuchara de palo y a dar movimientos de vaivén con el mango, y pinchamos con el tenedor la superficie de la tortilla para que el calor que viene de abajo, del fuego, no quede secuestrado y la tortilla quede recocida en sus entrañas.
Dorada por los dos lados, la retiramos a un plato por el mismo procedimiento por el que le hemos dado la vuelta, y dejamos reposar un rato. Servimos.
Al servirla, comprobamos el punto de la tortilla.
¡Que os salga bien, y buen provecho...!
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