domingo, 19 de mayo de 2013

Arroz con leche ligero






El arroz con leche es un dulce casero que nos acompaña, sin desfallecer jamás, generación tras generación.

El arroz se trabaja igual, más o menos, en todas las preparaciones: cuando se trata de que quede suelto, lo echamos en agua hirviendo, y cuando queremos que quede muy denso, lo ponemos al fuego en agua fría, y lo llevamos a ebullición mientras el arroz va tomando temperatura, perdiendo almidón y, por ello, engordando el caldo en el que se encuentre.

Para hacer el arroz con leche, podemos elegir presentaciones más densas (por ejemplo, puesto el arroz en leche fría, aún más con leche evaporada o añadiendo nata líquida, llevarlo a ebullición y tenerlo cociendo a fuego suave por un rato) o más ligeras, como la que proponemos hoy.

Empezamos por pelar medio limón (medida para seis comensales), tomar las peladuras y retirar con la puntilla la parte blanca del interior, que siempre amarga:




Incorporamos las peladuras a un cazo...




... donde echamos leche, mejor entera, y llevamos al fuego suave para que la cáscara del limón infusione y, desde luego, sin dejar que hierva. Consideramos una taza de leche por cada comensal.




Mientras infusiona, disponemos el arroz, a razón de una cucharada sopera por comensal...




... que echamos en abundante agua hirviendo, y lo tenemos en ebullición por -más o menos- siete minutos. La medida exacta la da que el grano empieza a estirarse y a señalar sus anillos. Sólo señalar.




Subimos el fuego de la leche, retiramos las cáscaras de limón y añadimos azúcar, a razón de dos cucharadas soperas por cada tres comensales. No más. Tampoco menos.

Como ya tenemos señalados los anillos del grano del arroz, retiramos del fuego el cazo en que hierve con agua, colamos e incorporamos el arroz al cazo de la leche, junto con una cucharadita de las de moka de canela en polvo para que vaya tomando aroma.




Dejamos hervir moviendo con suavidad y con frecuencia hasta que esté hecho -más o menos, doce minutos más- y servimos en lebrillos o en jícaras.




Aún en caliente, pero ya en los lebrillos, añadimos canela en polvo para aumentar su sabor, dejamos enfriar al aire, y llevamos a la nevera cuando ya no conserve calor.




Servimos ligeramente frío. 

Que sea de gusto. 


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