Hoy preparamos una ensalada de huevas de maruca. La maruca es un pez más o menos parecido al bacalao y vive con preferencia en las aguas frías del Atlántico norte, pero también se deja ver -y hasta pescar- en el Atlántico sur y en el Mediterráneo. El autor no ha probado la maruca, pero sí, sus huevas, que son más suaves que las del atún o las de mújol, con más tradición mediterránea.
Empezamos por disponer unas patatas, una pequeña por comensal, enteritas y con su piel.
Disponemos una cazuela a la que incorporamos un puñado de sal. La patata absorbe la sal que tiene que absorber y rechaza el resto, porque es muy lista para esos menesteres.
Añadimos agua caliente...
... y las patatas, y llevamos a fuego vivo hasta que estén tiernas, algo que suele suceder entre los veinte y treinta minutos de cocción, y se sabe pinchando con un palillo para percibir que entra suave y sale limpio.
En otro cacharro ponemos un huevo con sus buenas dos pulgaradas de sal, echamos agua y llevamos al fuego vivo para que hierva por diez minutos desde que rompe el hervor franco.
Mientras cuecen las patatas y el huevo, tomamos una cebolleta tierna y una cebolla morada dulce...
... que cortamos en burnoisse...
... y echamos en sendos lebrillos con una salmuera hecha de una pizca de sal, y agua y vinagre, a medias, hasta cubrir. La medida de la cebolla es media cebolleta y un cuarto de cebolla, ambas por cada comensal. Su buena hora en la salmuera "matará" la cebolla dejando vivo sabor, y quitando los picores.
Mientras reposan las cebollas en sus salmueras, y mientras hierven las patatas y el huevo, disponemos los restantes ingredientes: Picamos unas olivas deshuesadas, que no rellenas de nada que no sea aire, a razón de media docena por comensal.
Disponemos -según el saque- de uno a tres tomates deshidratados y rehidratados en aceite de oliva por cada comensal...
... que cortamos en brunoisse.
Disponemos, también, unos dados de pan seco que hemos cortado con cuidado y de medio centímetro de arista, que echamos en la sartén con aceite de olivas para hacer unos mini-picatostes. La razón es de un puñadito por comensal...
... que justo doramos en la sartén...
... y retiramos a un plato con papel absorbente de cocina para que pierdan el exceso de aceite.
Por último, tomamos las huevas de maruca, que vienen secas, contenidas en su vejiga natural...
... quitamos buena parte de la vejiga para suavizar, y cortamos las huevas en palitos y, éstos, en tajadillas bien finas.
Procedemos al montaje de la ensalada. Empezamos por poner la patata, previamente pelada y cortada en dados.
Seguimos con las cebollas que hemos adormecido en salmuera y hemos escurrido en el colador.
Añadimos los tomates y las olivas, todo debidamente picado.
Añadimos las huevas de maruca cortadas en tajadillas muy finas, y rociamos con un chorrito de aceite de oliva. .
Añadimos el huevo picado, otro chorrito de aceite de oliva, y los mini-picatostes. Servimos.
Que sea de gusto.
Cuando estamos juntos, cocinamos juntos. Cuando no, compartimos nuestra cocina en el blog. Nuestra cocina es sencilla porque no tenemos pinches; económica, porque no tenemos dinero; de calidad, porque tenemos paladar y segura, porque sólo tenemos una vida para contarlo. Los autores firman cada receta y, al firmarla, juran y adveran haberla cocinado como lo han escrito, haberla comido con satisfacción y responden de que les ha sentado bien. Son los únicos requistos para publicarla.
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