domingo, 4 de mayo de 2014

Champis



Hoy preparamos unos champiñones salteados con ajo y perejil. El champiñón vino a la España real, normal y corriente a principios de los sesenta del siglo XX, procedente de Francia. Antes, llegó a las grandes cocinas de los grandes restaurantes como aromatizante de guisos más o menos sofisticados. La sencillez de su cultivo lo llevó a ser barato, y una tapa de referencia de los años setenta, salteados con ajo y perejil. El imaginario popular, siempre dado a motejar, redujo el nombre de la tapa a "champis", "Ponme unos champis..."








Disponemos unos champiñones a los que damos un buen lavado al grifo de agua fría. Hay quien dice que los champiñones no se deben mojar porque ya tienen mucho agua en su composición, pero eso no sería más ni menos que prohibir la ducha de las personas para que no hincharan: una estupidez.








Llevamos los champis a la plancha, a fuego medio, y añadimos una pulgarada de sal. Nada más.









Cuando empiezan a tomar color, añadimos un buen chorro de aceite de oliva, y un diente de ajo y poco de perejil, todo picado muy menudo.









Emplatamos y servimos bien caliente.








Que sea de gusto.




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