Ambrosía es manjar de dioses. Pues eso: hoy guisamos ambrosía: unas humildes, sencillas y riquísimas patatas al ajillo.
Disponemos unas patatas...
... que cortamos en tajadas y bastones a la larga, como de toda la vida.
Disponemos unos dientes de ajo, a razón de medio diente por comensal, tampoco más.
Freímos las patatas en el aceite bien caliente, y que las cubra.
Mientras se fríen, picamos los dientes de ajo muy menudos. A cuchillo, se esperan -al menos- ciento cincuenta tajos por diente.
Cuando las patatas están doradas, las retiramos del fuego y las llevamos a un plato con papel absorbente de cocina para que embeba el exceso de aceite. Añadimos el ajo picado, y una pulgarada de sal en escamas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario